martes, 11 de mayo de 2010

MI AVENTURA DE SER MAESTRO

MI AVENTURA DE SER MAESTRO

¿Cuándo, cómo y por qué me inicié como maestro?
1972.- La primera vez que me coloqué frente a un grupo, fue casi jugando: La primaria en donde yo estudié estaba ubicada en una colonia humilde en Acapulco, Gro., sin embargo, quedaba al lado de mi casa. Los profesores faltaban con cierta regularidad (desde entonces tenían el mal hábito) y el director pedía a la profesora de quinto año, mi maestra y mi grupo, que enviara a un(a) alumno(a) para “cuidar” (repasar tablas, hacer dictados y otras cosas sencillas que ya podían hacer) al grupo de 2º. Año, y yo era la afortunada.
1978.- Después, cuando estudiaba la preparatoria, tenía una vecina que era una gran profesora, pero tenía problemas con el Alcohol, el director de su escuela habló con ella diciéndole que era insostenible cubrir tantas faltas; entonces la maestra arregló todo para que cuando ella estuviera mal, alguien pudiera cubrirla con su grupo de 3er año de primaria. (aquí había que seguir todas las secciones de los libros de manera equilibrada) y….. otra vez, yo era la afortunada.
1979.- Casi para finalizar mi preparatoria, debía cubrir 480 horas de servicio social y entonces, el Organismo que promovía la educación para adultos (ahora INEA) vino a mi escuela abriendo la posibilidad de organizar un grupo para que cursaran la primaria. Junto con mis amigos más cercanos, prácticamente “peinamos” la colonia más cercana a la escuela para encontrar personas que no hubieran cursado sus estudios de primaria y que quisieran asistir todos los sábados. Juntamos 15 personas (¡toda una hazaña!).
Nuestro mayor logro: Hacer que una señora de 60 años (de fuerte carácter) aprendiera a leer y a escribir y además presentara su examen para cubrir primero y segundo de primaria. Nuevamente fui la afortunada.
1985-1987.- La primera vez que me pagaron formalmente por impartir clases, fue en una secundaria privada, ya con estudios de bachillerato (turismo) y de Licenciatura (turismo) entré a dar clases de “taller de turismo” como especialidad. Cubría los tres niveles, se me permitió organizar los contenidos que se debían llevar en cada uno de los niveles y mis alumnos eran unos jóvenes de lo más inteligentes, niños que habían viajado con sus padres y conocido otras ciudades, que tenían otra perspectiva de las cosas. Disfruté mucho aquellos años. Otra vez, me sentí afortunada.
1987-1988.- Trabajaba toda la semana en una oficina de gobierno y me quedaban libres los fines de semana, alguien nos ofreció a una amiga y a mí dar asesorías en una escuela particular que ofertaba el nivel de preparatoria, con modalidad abierta. Los asistentes eran adultos todos y yo era más joven que muchos de ellos, duré un solo año con ese trabajo, pero no me gustaba, porque en los sistemas abiertos, la gente carece de tiempo y de disciplina personal para estudiar por su cuenta, se supone que yo sólo tenía que asesorarlos en el sentido de aclarar dudas, pero las personas querían que diera una clase completa, cuando todos traían diferentes niveles y estilos de aprendizaje. No me sentía muy afortunada.
1991-1998.- De manera accidental, trabajando en hotelería, hubo una persona que me entrevistó; ella es investigadora de la UNAM y se encontraba haciendo el plan de estudios de una Universidad privada. Me invitó a trabajar e inicié como profesora de asignatura en la carrera de Comunicación y Relaciones Públicas, 6 años después, sin dejar de dar clases, fui invitada a participar como subdirectora académica de la misma carrera. Fui muy afortunada.
1999.- Con la intención de diversificar sus renglones económicos, el Gobierno del Estado de Guerrero abrió un Centro de Capacitación para la Industria Textil, una forma diferente de trabajar para la educación, pero al final capacitábamos gente. Más o menos afortunada.
2000-2004.- Después de un movimiento laboral algo conflictivo, fui invitada a colaborar en el proyecto de la Universidad Tecnológica de la Costa Grande de Guerrero, ubicada en Petatlán, Guerrero (a 30 mins. de Zihuatanejo). Después de un semestre de dar clases de inglés básico a los trabajadores y a un grupo de estudiantes, fui nombrada directora de la carrera de Turismo, sin dejar de dar clases cuando menos a un grupo. El sistema de las UT´s es muy bonito, porque busca siempre la manera práctica de enseñar a las personas. Se busca el desarrollo de competencias de manera rápida. Fui muy afortunada.
2004-2006.- El Sistema de las UT´s decidió abrir una Universidad en Bahía de Banderas, específicamente en Nuevo Vallarta, el proyecto era realmente prometedor aunque el salario era igual, pero no me importó dejar todo atrás y venir a probar suerte a una institución que prometía ser por demás interesante. Llegué como directora de la carrera de Turismo y generé, coordinando a otras personas, el plan de estudios para una nueva carrera de Gastronomía. Fui muy afortunada, pero al cambio de Gobierno Estatal, a mí, al igual que a otros compañeros, nos tocaron las golondrinas porque “necesitaban” los puestos.
2006- a la fecha.- A los 2 días de haber sido removida de mi puesto, visité el Instituto Tecnológico Superior de Puerto Vallarta, ellos estaban trabajando en el plan de estudios de su propia carrera de Gastronomía y ofrecí mis servicios para apoyar el trabajo. A los 5 días, ya estaba yo trabajando con un grupo. En la actualidad participo en el área de investigación, en la cuál siempre había deseado desarrollarme y además doy clases en diferentes carreras. Estoy contenta porque es una gran institución y tiene personas muy valiosas. Me siento muy afortunada.
2008 a la fecha.- Estando en el Instituto Tecnológico Superior de Puerto Vallarta, fui invitada a cubrir unas clases de turismo en el CBTIS 68, mismas que acepté de inmediato. Los jóvenes inyectan energía a mi vida profesional, disfruto mucho tratar con estudiantes de este nivel, me parece que a título personal podemos influir de manera más permanente en ellos (igual si es positiva que negativamente). Me siento más que afortunada.
¿Qué pienso y siento de ser profesor?

En todos estos años he aprendido muchas estrategias, he trabajado diferentes técnicas didácticas que sirven para objetivos específicos de las materias que imparto, pero también he trabajado en la generación de técnicas didácticas para el desarrollo de competencias específicas.
Me gusta conocer y aplicar (si es posible) actividades nuevas, e ir buscando la forma en la que los estudiantes puedan aprender más fácil, el problema es que para poder aprender no basta escuchar a alguien, siempre es importante que los jóvenes pasen por todas las etapas de los procesos de cognición para que obtengan aprendizajes significativos y permanentes; procuro hacer actividades didácticas que involucren la competitividad, para que ellos se den cuenta de que siempre el conocimiento les va a permitir ser ganadores.
En ocasiones utilizo también estas técnicas combinadas con estrategias conductistas, al grado de que conforme terminan, comparto con ellos dulces, lápices, borradores o cualquier otro objeto (no muy caro) que pueda servir de premio, o en su caso, el recurso de todos los profesores: puntos por participación.
Procuro hacer que lean, comprendan, analicen, y manejen la información de acuerdo con sus necesidades, pido trabajos por computadora, aunque para que las impresiones no sangran sus bolsillos, pido que los envíen por internet.
Soy bastante estricta, tengo más o menos una buena memoria, entonces, me doy cuenta de inmediato cuando los alumnos “clonan” los trabajos o bien, cuando copian y pegan, por ello, uno de los requisitos de mis trabajos es que deben presentar trabajos originales. Esto cada vez es más complicado, el joven sabe que sólo tiene que hacer “clic” y no pensar: eso es una barrera en el aprendizaje.
Cuando platico con los jóvenes, ellos están muy conscientes de que sus conocimientos no son suficientes, de que el único tiempo que dedican al estudio, son los 50 minutos de clase (y 20 de atención, según las estadísticas) que tienen con una materia, reconocen que son más horas de televisión o “maquinitas”, que estudio. Es difícil la competencia con todos esos agradables distractores de su atención.
Creo que soy una buena profesora, creo que he logrado despertar muchas conciencias a lo largo de los años; sin embargo, tengo la plena convicción de que aún tengo muchas cosas que aprender para obtener mejores resultados y poder incidir directamente en el aprendizaje de la juventud mexicana que me toca atender.
¿Qué motivos de insatisfacción tengo?

Desconfío de la Educación a Distancia, por lo que espero que a Ricardo le estén pagando bien, de repente leer todos estos trabajos debe ser muy complicado, cada quien trae su ritmo, su forma de aprender, su forma de trabajar, etc. Y tal vez le esté sucediendo como a mí con la Sra. De 60 años: cuando le tomaba la mano y trataba de enseñarle cómo se escribía la “a”, ella la jalaba y quería hacerlo a su modo.
Motivos de satisfacción
He sido muy afortunada, a la fecha, aún estoy en contacto con muchos alumnos y cuando encuentro alguno a quien le haya dado clases o algún curso de capacitación, me saludan. Me alegra saber que son personas de bien y felices.